lunes, 14 de marzo de 2016

Ella.

Ante su mirada fría me hallaba,
con un gélido viento que me  trastornaba,
con la luna a las espaldas y el cielo oscurecido,
algún que otro gorrión y su graznido.

Ante su escondrijo ella pacía,
observaba como ahora clareaba el día,
el ya no era quien ella creía,
pues ahora tan solo pronunciaba algarabías.

Continuando en su introspección,
tan solo delimitando su corazón,
allí no miraría, pues todo más dolía.
Era más fácil olvidar el dolor
si no era causado por su corazón.

Fría como era no le costó,
echar la llave a su padecimiento,
permanecer riendo,
mientras lloraba por dentro.

La primera vez.

¿Recuerdas todas tus primeras veces? 
Para todas las primeras veces hay algo que lo hace especial, el cuidado, la delicadeza, el entusiasmo... o la persona -con quien lo haces, con quien lo compartes-. Y con primeras veces me refiero a esa primera camiseta que te compraste con tus ahorros, la primera vez que te subiste a una moto, la primera vez que conociste a esa persona.

Consumimos productos de todo tipo, consumimos viajes, consumimos vivencias y también personas. Y con las personas el amor. Y el amor no es de las cosas que debe consumirse (debe consumarse). Porque si fuera la primera vez que vieras a alguien te fijarías hasta en el más mínimo detalle para recordarlo más tarde. Si fuera la primera vez que fueras al cine recordarías la película, la fila e incluso el asiento en el que te sentabas. Si fuera la primera vez que viajaras recordarías el destino, a tu acompañante y todas las experiencias vividas durante el mismo.

Pero, ¿qué nos pasa? Que las primeras veces se convierten en rutinas, ya no es la primera vez que te pones esa camiseta y llegas a casa, te la quitas y la dejas ahí tirada, lo mismo pasa con el móvil,¿recuerdas el cuidado que tenías los primeros días? Eso ya no ocurre, da igual si se raya o si lo dejas de cualquier manera.




Y eso que nos pasa con las primeras veces nos ocurre de igual manera con las últimas. Aunque con un contra más, la mayoría de las veces no sabemos cuando va a ser la última vez y actuamos de la misma manera. Así que piensa, si fuera la última vez que fueras a ver a alguien ¿qué le dirías? Si fuera tu último viaje ¿cuál sería el destino? Los últimos días no están señalados en el calendario, pero hoy sí, así que vive el día a día con la delicadeza de la primera vez y la sabiduría del último.